Enrique se abre de par en par a la hora de expresar su disgusto cuando le preguntamos por la situación actual. No sólo por el impacto que ha tenido la pandemia entre la población, por supuesto, sino por cómo ha afectado a la actividad de la Hermandad. Y es que, aunque hasta cierto punto los proyectos pequeños han seguido adelante a pesar de las dificultades, llevan dos Semanas Santas consecutivas canceladas. Siendo como es, un acontecimiento notorio entre las celebraciones cristianas, es comprensible que la moral empiece a resentirse.
Pero nada más lejos de la realidad, nos asegura, porque él se siente incombustible y con fuerzas para seguir con lo que haga falta. Ahora más que nunca, dado que los colegios y conventos con lo que colaboran habitualmente se encuentran más vulnerables si cabe.
Enrique también nos comenta que este año La Hermandad ha logrado recuperar la tradición de liberar a un preso con motivo de la Semana Santa. El preso es seleccionado entre aquellos que cometen delitos menores, y se le concede el indulto a condición de no volver a delinquir en un cierto período tras su liberación.
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