La Fibromialgia es una afección crónica de etiología (causa) desconocida, caracterizada por la presencia de dolor crónico musculo-esquelético generalizado, que suele coexistir con otros síntomas, (fundamentalmente fatiga y problemas de sueño). También pueden estar presentes parestesias, rigidez articular, cefaleas, sensación de tumefacción en manos, ansiedad y depresión, problemas de concentración y de memoria.
La intensidad de los síntomas de la fibromialgia puede variar a lo largo del tiempo, y pueden (y suelen) ocasionar importantes consecuencias en el estado de salud y la calidad de vida de la persona que la padece.
El diagnóstico de la fibromialgia es clínico, por la falta de una prueba objetiva y no se apoya, por tanto, en ninguna prueba analítica, de imagen o anatomopatológica específica.
El tratamiento de la fibromialgia es sintomático, ya que no se conoce la etiología. Los tratamientos van encaminados básicamente a disminuir el dolor y la fatiga, a mejorar el sueño y los niveles de actividad, la adaptación y calidad de vida de las y los pacientes, así como a mantener la funcionalidad e incrementar la capacidad de afrontar la enfermedad y mejorar el bienestar psicológico.
La fibromialgia afecta a las mujeres 10 veces más que los hombres. Se observa mayoritariamente entre los 20 y los 50 años de edad, aunque existen casos de niños y ancianos aquejados de esta enfermedad. Entre el 10 y el 20 % de los ingresos a clínicas especializadas en reumatología reciben el diagnóstico de fibromialgia, sin embargo, se estima que alrededor del 90 % de quienes deberían enmarcarse en un cuadro de fibromialgia permanecen sin diagnóstico, ya sea por desconocimiento del personal sanitario acerca de la misma o porque muchos profesionales no la reconocen como enfermedad. Las personas con artritis reumatoide y otras enfermedades autoinmunes tienden particularmente a desarrollar fibromialgia.
Como suele pasar con las enfermedades raras, desgraciadamente no se le suele prestar la atención necesaria. Ni por parte de los investigadores, ni por parte del gran público. Sin embargo, precisamente en Granada está localizada AGRAFIM (Asociación Granadina de Fibromialgia, Síndrome de Fatiga Crónica y Sensibilización Química Múltiple.) Los objetivos de la asociación son sensibilizar a la sociedad, informar a quién más lo necesite, colaborar con estudios de investigación, comunicarse más eficazmente con el sistema sanitario, y lograr acceso a tratamientos que mejoren la calidad de vida de los afectados.
El camino hasta lograr esto no es fácil: hace falta el apoyo de las instituciones, de los legisladores, de los proveedores de servicios propios de una asociación dedicada los enfermos y de los investigadores. Se debe concienciar a médicos y profesionales de la salud acerca de la existencia de la enfermedad. Se necesitan programas educativos destinados a desarrollar una vida más acorde a la enfermedad. No se puede descartar ni mucho menos la acuciante necesidad de subvenciones estatales, autonómicas y provinciales destinadas a actividades terapéuticas especializadas, y la presencia de un voluntario que proporcione diariamente la ayuda necesaria al enfermo.
Como puedes ver, la fibromialgia, a pesar de tener unos efectos realmente graves, no goza de una gran atención por parte de quienes deberían prestársela. Lo bueno es que eso puede cambiar con el esfuerzo de todos. En la propia página web de la asociación hay una gran cantidad de recursos que puedes usar para informarte en profundidad, concienciar a la gente de tu alrededor o incluso participar más directamente.